martes, 9 de diciembre de 2008

Su derecho a la garantía

Hay pocas cosas más frustrantes que comprar un producto y que éste salga malo o no cumpla con lo que prometió. ¿Qué hacer en esos casos? la Ley del Consumidor resguarda el derecho a adquirir productos de calidad, lo que se traduce en la garantía legal.
La garantía legal es el derecho que tiene todo consumidor o consumidora cuando adquiere un producto nuevo e implica que en un plazo de 3 meses desde su recepción, puede exigir el cambio, la devolución de lo pagado o la reparación, siempre y cuando el producto tenga fallas de calidad atribuibles a la empresa que imposibiliten su uso normal. Por ejemplo, la bicicleta no anda, o el televisor no prende.
  • La garantía legal es válida en los siguientes casos:
  • Cuando el producto no sirva para el uso al que está destinado y tenga fallas que imposibiliten su uso normal.
  • Cuando el producto no tenga las características prometidas o convenidas con la empresa.
  • Cuando los componentes del producto no correspondan a lo que dicen las etiquetas.
  • Cuando los productos no cumplan con las normas mínimas de seguridad o calidad.
  • Cuando después de prestado por primera vez el servicio técnico correspondiente, se mantengan las fallas que impiden el uso normal del producto.
  • No es posible ejercer el derecho a garantía cuando el producto no le gustó o le quedó mal la talla.

Libertad de Precios

En Chile, en el marco de una economía de libre mercado, un pilar fundamental es la libertad de precios. Dicho principio supone sustancialmente el respeto a la libre competencia y el derecho de los consumidores a la información de los precios.
La libre competencia, aunque increíblemente resulte una sorpresa para algunos, no incluye que los actores relevantes del mercado se pongan de acuerdo para fijar los precios; por el contrario supone que las empresas compitan leal y sanamente por la preferencia de los consumidores.
Por su parte, la información de precios que permite a los consumidores conocer una, sino la más relevante, de las características de los productos, adolece en nuestro mercado de fallas que afectan a los consumidores en varios rubros: en un estudio sobre farmacias comprobamos que una de las tres principales cadenas no exhibe los precios de sus productos; en automóviles es común observar precios sin IVA; en turismo precios en dólares; en vivienda precios en UF; precios fragmentados como en espectáculos o pasajes aéreos, donde se debe sumar el "cargo por servicio"; o los valores incompletos en el mercado del crédito donde informan las tasas, comisiones pero no el precio final del crédito y del medio de pago.
Una cultura de respeto a los derechos y deberes de los consumidores se funda no sólo en la actuación de las instituciones del Estado, sino que debe contar con una competencia leal basada en la transparencia, que busca la legítima preferencia de los consumidores a través del precio y la calidad de sus productos, no de la desinformación o confusión. Así, estaremos construyendo un Chile más justo y solidario en materia de consumo.

La ética del cambalache

Una sana relación de consumo se inicia en el proceso de venta de un producto, momento en que se establecen las bases de confianza, que permiten proyectar esta relación hacia el futuro y no pasar del entusiasmo de la compra, a la decepción del consumidor en los productos y sus marcas, cuando la promesa no se cumple. En un reciente ejercicio, Sernac detectó que aún hay empresas que no respetan la ley en materia de rotulado de juguetes. Se pudo constatar que estos productos, comercializados por minoristas, grandes tiendas y supermercados, carecen de información clara y en castellano respecto de la edad a la que están destinados, omiten advertencias de seguridad relevantes y no tienen instrucciones para que los padres puedan emplearlos correctamente y enseñarles a sus niños un uso seguro. Esta falta de disciplina en la entrega de información relevante, no sólo viola la ley y lo establecido en el Reglamento de Juguetes, sino que pone en riesgo la integridad física, la vida y la seguridad de nuestros niños. Resulta una paradoja que –además- contradiga sus promesas publicitarias navideñas y de sus marcas, sus políticas de responsabilidad empresarial (ya que no es socialmente responsable quien no cumple la ley) y sus sistemas internos de gestión de la calidad. Resulta difícil creer que nos encontramos frente a una “ética del cambalache” en que da lo mismo ser infractor que un gran cumplidor de la ley, como si fuera lo mismo un burro que un gran profesor. Esto implicaría que las empresas evalúan cumplir con las normas que resguardan la seguridad de los menores de acuerdo al monto de las multas. Para que esta Navidad sea realmente feliz para todos, se requiere disciplina en el respeto a las reglas que democráticamente hemos establecido, en este caso para resguardar la seguridad de nuestros hijos. Sólo el cumplimiento de las promesas de marca y de la ley, nos permitirán avanzar en la construcción de un Chile justo y solidario en materia de consumo.